30 octubre 2014

Calle Jamaica

Samantha Young es una joven autora escocesa de 28 años conocida en España, sobre todo, por la serie de novelas On Dublin Street o Calle Dublín, que también es el título de su primer volumen. Luego llegó Calle Londres (Down London Road), Calles de Edimburgo (Until Fountain Bridge) y aún sin traducir están Castle Hill, Fall From India Place y Echoes of Scotland Street. Sí, Samantha Young es prolífica a pesar de su edad, de hecho tiene en su haber hasta 21 títulos, vendidos en 28 países y todos ellos englobados bajo las etiquetas de romance contemporáneo y romance paranormal. Es más, ha sido nominada al Goodreads Choice Award for Best Author and Best Romance por la serie On Dublin Street.

En Calle Jamaica (Ediciones B), se narra la historia de Olivia y Nate. Pero si todavía no conocéis las obras, tocará poneros en antecedentes, sin hacer ningún spoiler, para que sepáis ubicarlos dentro de la estructura de este grupo de amigos. Olivia es la hija del tío Mick de Jo Walker, la compañera de trabajo de Joss Butler, quien a su vez es está con Braden Carmichael y es amiga íntima de la hermana de éste, Ellie, que sale con Adam Sutherland, el mejor amigo de su hermano. Mientras que Nate es amigo de toda la vida de Cam MacCabe, vecino de Jo y su hermano Cole, compañero de trabajo en el club 39 de ésta y Joss, y casualmente también su novio. ¿Queda claro?

Calle Jamaica, imagen de cubierta
de Ediciones B

Olivia Holloway es una mujer de 26 años simpática, inteligente, friky, cariñosa y amable. Ella lo sabe, le gusta ser así y no tiene ningún problema en reconocerlo. Sin embargo, no se siente atractiva, la comen los complejos referidos a su físico: kilos de más en tripa, culo, muslos y brazos. Y esos complejos unidos a su inexperiencia con los hombres, hacen que se mantenga fuera del juego sin saber cómo incorporarse y participar en él. Pero esa frustración crece todavía más cuando aparece en escena Benjamin Livingston, un estudiante de postgrado alto y atractivo que visita con cierta regularidad la biblioteca de la universidad donde Liv trabaja.

A ella le gusta Benjamin, pero cada vez que lo ve se bloquea y es incapaz de decir ni una frase coherente. Es por eso que le pide ayuda a su mejor amigo, Nate Sawyer, al que conoció nueve meses atrás, cuando se mudó a Escocia junto a su padre.

Nate, además de amigo de Cam, el novio de su “hermana no hermana” —como la llama Jo—, es un seductor mujeriego con un pasado muy triste que ya conocimos en Calle Londres. Y congenia rápidamente con Olivia, porque ambos tienen un extraño sentido del humor, son igual de fikis y hablan por los codos de mil y un tema. Además, los dos perdieron a alguien muy querido e importante en sus vidas por el cáncer.


“Nos quedamos sentados en amigable silencio por un momento, mirando a todos los invitados de la sala. Apenas conocía a algunos de ellos.
—¿Qué preferirías? —Nate se volvió de repente hacia mí con ganas de conversación—. ¿Estar atrapada para siempre en el banquete de boda de otra persona o en el velatorio de alguien al que no conoces demasiado bien?
Reflexioné sobre ello.
—¿Conozco bien a la persona que se casa?
—No.
—¿El banquete y el velatorio son en el interior o al aire libre?
Nate dio un largo trago de cerveza.
—¿Es una cuestión de meteorología?
—Sí.
—Daremos a los dos las mismas oportunidades. En el interior.
Me volví ligeramente hacia él, lista para darle mi respuesta.
—Bueno, voy a elegir el velatorio. En la boda tendría que simular estar feliz de forma permanente, y es mucho más agotador simular felicidad que simular tristeza. […]”


El problema es que Nate es muy atractivo y Olivia lleva meses intentando no mirarlo de esa forma. Ahora es solo su amigo, además de un experto con las mujeres de todo tipo, aunque no con los compromisos. Pero los amigos están para ayudarse los u nos a los otros en las circunstancias que sean. Y eso es lo que hace Nate: refuerza la autoestima de Olivia sobre su físico y le enseña a flirtear en situaciones simuladas y reales.


          —¿El supuesto culo gordo?
            El toque de la mano de Nate en mi trasero me hizo saltar unos tres metros, pero no me soltó, solo aflojó la mano y me dio un suave apretón.
      Guau, vale, pues.
      Me  hormigueaba la piel y había una plenitud sospechosa en mis pechos y en mi bajo vientre que traté de ignorar.
      —No es gordo. —Nate se acercó a mi oreja, hablando en una voz baja que no hizo nada por reducir la respuesta de mi cuerpo—. Es curvilíneo. Y te contaré un secretito. Todavía hay hombres a los que les gusta una mujer que sea suave bajo sus manos, que tenga curvas, caderas, tetas y culo. —Me dio una palmadita suave en el trasero—. Es un buen culo, nena. No quiero oír que te refieres a él de ninguna otra manera.”


Sin embargo, aunque ese tipo de reafirmación siempre es buena para la autoestima, Liv sigue bloqueándose cada vez que ve a Benjamin. Es, entonces, cuando se le ocurre que el problema puede ser que en el fondo de su mente ella sabe que, pasada la fase de flirteo, llegan los besos, las caricias y el sexo. Y ahí tema fracasar sin remedio porque sus conocimientos son prácticamente nulos. Así que le propone a su profesor que amplíen las clases con esa materia. Y Nate… no podrá negarse. Todo sea por la amistad.

Calle Jamaica es una oportunidad también para ver la evolución de los personajes de las anteriores novelas o de Samantha Young —Jo, Cam, Joss, Braden, Ellie, Adam, Cole, Hannah, Mick, los Nichols—, tanto los que ya han protagonizado otras historias como los que están por contar la suya en las próximas entregas de la serie On Dublin Street.

Como las otras veces, los hechos se desarrollan en Escocia —muy popular se ha vuelto esta localización para los escenarios de las novelas últimamente—, en concreto y sobre todo en Edimburgo, donde residen todos los miembros del grupo de amigos. Aunque Olivia es estadounidense, como Joss.

Por otra parte, el lector de la serie también volverá a visitar lugares conocidos el apartamento de Cam, el club 39, Longniddry, el piso de Joss y Braden en la calle Dublín, la casa de la familia Nichols…

Y en cuanto a los temas, tratándose de una novela abiertamente romántica, no se puede obviar que el amor es el punto clave. Sin embargo, hay que añadir el erotismo, el juego de la seducción, la amistad, el miedo, las nuevas oportunidades, los límites entre el derecho a continuar viviendo tras una pérdida y la obligación de hacerlo.

Todo esto lo cuenta con un estilo fresco, directo, usando la voz de la propia Olivia en primera persona y en pasado para reforzar la sensación de confidencia, la protagonista le cuenta al lector su experiencia y sus sentimientos. Y, aunque a veces puede resultar algo chirriante según para quién se enfrente a la historia, el léxico que utiliza es sencillo pero propio de hombres y mujeres de esas edades.

     “—Parezco la novia de Frankestein con una resaca monumental.
      —Yo también tendría resaca si tuviera que follarme a Frankestein.”

     “—No —me apresuré a tranquilizarlo—. No es que no seas apetecible, sabes que lo eres, guapo cabrón, es solo que eres Nate. Somos amigos. Podría ser raro.”



En definitiva, es una novela fácil de leer, sin pretensiones, que solo busca entretener y evadir al lector durante 28 capítulos y un epílogo. Así que si os gustan este tipo de historias, no podéis perderos Calle Jamaica —y la serie On Dublin Street al completo—, porque sin duda lo vais a disfrutar.

Continuad leyendo,

@rpm220981
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