John
Grisham lo vuelve a hacer: lía la madeja, confunde, atrapa y sorprende.
Lástima
que internet todavía no haya encontrado la forma de transmitir olores, pero
esta receta os sacará de más de un apuro.
La
sutileza de matices hecha color en estas sombras adictivas. Una vez que tienes
una, las quieres todas.
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